La CASA que AHORRA cuesta un ojo de la cara;
la que no, te cuesta los dos y tu SALUD.
¡Te doy la enhorabuena!
Has llegado por decisión propia al final del trayecto.
Y si has llegado hasta aquí es porque eres como yo, un “santotomasino”, que sólo crees, si ves.
¡Recuerda que –según cuentan– Santo Tomás tuvo que reconocer que mejor hubiera creído sin ver!
Piensa, realmente ¿por qué no te lo crees? ¿Manejas algún dato al respeto o son prejuicios basados en el desconocimiento, en lo que dice tu cuñado o quien quiere que compres placas solares, cuantas más, mejor?
¿Qué tienes que perder? Si habías llegado hasta aquí era porque lo que hubieras probado hasta ahora claramente no había funcionado…
Piensa, facturas de no más de 30€/mes por calefactar/refrigerar tu vivienda, temperatura interior controlada a 22º-26º las veinticuatro horas de todos los días del año sin corrientes de aire molestas, aire interior limpio, ventilado y libre de patógenos, humedad relativa alrededor de 50% óptima para las vías respiratorias…todo ello monitorizado.
Piensa, más vale prevenir que lamentar (o curar; como hayas oido siempre el dicho…)
En cualquier caso, aquí se acaba esto. Te mando un saludo.
A menos que… ya sabes, rectificar es de sabios, como el santo.
Abajo tienes tu oportunidad…