La CASA que AHORRA cuesta un ojo de la cara;
la que no, te cuesta los dos y tu SALUD.
¡Te doy la enhorabuena!
Has llegado por decisión propia al final del trayecto.
Y si has llegado hasta aquí –me cuesta entenderlo– pero quizá sea porque quieras ver otras cosas, leer otras opiniones, investigar por tu cuenta e informarte más…
¡GENIAL!
O no, simplemente piensas que necesitas algo más para decidir que este arquitecto es tu arquitecto…
Si te identificas con la primera opción, como de lo que oigas o veas de otras u otros no me puedo responsabilizar, aquí se acaba esto y te mando un saludo.
A menos que pienses que en realidad te identificas con el segundo caso…
Para ello abro abajo esta nueva y –como esto no puede ser eterno– última oportunidad…